Close to the Edge (1972)
Yes
Hay unos cuantos motivos para traer a nuestro jukebox una obra maestra del rock progresivo de los 70, un disco que
casi abrió una era por sí mismo. El menos relevante, que se cumplen 43 años de
su salida al mercado el 13 de septiembre de 1972. Otro, desgraciadamente, es el
fallecimiento el pasado mes de junio de Chris
Squire, un bajista que se merece un capítulo propio en la enciclopedia del
género, lo mismo que Steve Howe, el
guitarrista de aquella tan mítica como fugaz unión de talentos que se agruparon
bajo el nombre de Yes, protagonista
de la actualidad de las seis cuerdas por el autohomenaje que se ha dado editando
una antología de su carrera y repasándola en directo con una serie de
actuaciones en Londres muy bien
recibidas por la crítica y complementadas con un puñado de entrevistas sin
desperdicio. Esta sí es una buena razón.
Jon
Anderson, Steve Howe, Rick Wakeman, Chris Squire
y Bill Brudford, una alineación que
se recita con el respeto de un fan del fútbol. Lamentablemente, se rompió antes
de poder explotar todo su potencial dejando tras de sí apenas un par de discos
que pusieron el nivel demasiado alto para sus sucesores. La parte buena es que
al disgregarse se ganó en cantidad de la mano entre otros de King Crimson, por poner sólo un
ejemplo. A principios de los 70, el rock era una olla a presión en la que se
cocinaban pócimas de todo tipo y una parte de aquellos aprendices de brujo
buscaban a toda costa equipararlo a la música clásica, a la música llamada
‘seria’… ¡como si ellos no lo fueran! Hoy lo llamamos rock progresivo; en sus orígenes se prefería el adjetivo “sinfónico”.
La guitarra es indisoluble del sonido de Yes pese a fundamentar su éxito en la
combinación de todos sus elementos, desde el órgano de Wakeman al potente bajo de Squire
y la voz de cristal de Anderson. En Close
to the Edge es Howe quien
lleva el peso de la melodía en torno a la cual giran los más de 18 minutos del
tema que da título al disco y se convierte en el protagonista de And
You and I con las doce cuerdas de su acústica. Complejidad y sencillez
al mismo tiempo, la marca de la casa.
En Siberian Khatru se trataba de epatar
al personal con una pieza casi instrumental con la que demostrar sus
respectivos poderes. Tras su lacia melena rubia, Wakeman exprime su legendaria montaña de sintetizadores y aprovecha
su minuto (unos cuantos más bien) de gloria, pero son Howe y Squire los que
bordan esta falsa jam session
haciendo dialogar a sus respectivas guitarras en un auténtico alarde técnico.
En realidad todo estaba medido al milímetro por unos conocidos obsesos por el
perfeccionismo.
Close to the Edge reportó a Yes su primer gran éxito comercial
tanto en Europa como en EEUU, aunque la mejor medida de su relevancia para la
Historia del rock quizá sea el gran número de remasterizaciones que
regularmente salen al mercado cada pocos años. Es la mejor prueba de que sigue
siendo un disco imprescindible e indiscutible.
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