George Beauchamp
El inventor de la guitarra eléctrica
por Julio Miravalls
...1930, en el
garaje californiano de George Beauchamp…
No. Steve Jobs no inventó el reproductor MP3, ni Marconi inventó la radio, ni Les
Paul la guitarra eléctrica. Aunque cada uno de ellos hizo algo al respecto:
darle estilo, notoriedad y modelo de negocio con el iPod; fabricar los primeros
receptores y transmisores que funcionaban; o crear el primer instrumento guapo
con cuerpo sólido…
¡Ah, que ya lo
sabías! Que la primera eléctrica fue de cosa de Rickenbacker… Pues, se siente, bro.
Tampoco fue suyo el invento. Le pusieron su nombre por una cuestión de marketing,
que a comienzos de los años 30 ya era una ciencia con empaque en la soleada California. Y no le iban a poner el de
un tal Beauchamp, que nadie iba a
saber pronunciar correctamente, a un artefacto que primero tuvieron la
ocurrencia de apodar "the Frying Pan"
(la sartén). Con nada de suerte la gente habría creído que vendían algo de cocina
francesa.
Pero lo cierto
es que la primera guitarra eléctrica nació en el garaje californiano (en Santa Ana) de George Beauchamp. O quizás en su comedor, sobre cuya mesa
finalmente tomó cuerpo y forma un instrumento arduamente desarrollado por el método
de prueba y error durante 1930. Se trataba de un sistema compuesto por dos
imanes con forma de herradura y una bobina eléctrica, con seis polos (bornes)
para concentrar el campo magnético debajo de cada una de las cuerdas que
pasaban sobre ellos y los magnetos.
Beauchamp era en principio un músico, intérprete de
instrumentos de metal, que se sumó a la fiebre de Los Ángeles a comienzos de los años 20 en busca de una guitarra
capaz de producir sonido con mayor volumen. Su primer intento fue agregándole
un cuerno de gramófono a la base, enfocado al público como si fuera un
megáfono, con ayuda del artesano reparador de violines John Dopyera, que vivía cerca de su casa.
No funcionó.
Pero fue un comienzo. Con John Dopyera
y su hermano Rudy empezaron a
experimentar con resonadores de aluminio, insertados en cajas metálicas y
unidos al puente de la guitarra, hasta conseguir un primer prototipo funcional,
el "tricone".
Con ayuda del
grupo hawaiano Sol Goopii Trio y una
fiesta para mostrar el invento, lograron la primera financiación para crear una
empresa. Fueron 12.000 dólares aportados por su primo político Ted Kleinmeyer. Así entró Beauchamp en el mundo de los negocios y
conoció a Adolph Rickenbacker,
ingeniero y propietario de un negocio de herramientas cercano a donde Beauchamp y los Dopyera montaron su fábrica de tricones. Rickenbacker se convirtió en el jefe
técnico de National Company, la
empresa de Beauchamp.
No les fue mal,
ni bien. Era gente muy dispar y el socio capitalista, Kleinmeyer, un jovenzuelo cabeza loca, en 1928 había disipado en
fiestas su fortuna heredada. Quebró. Los socios de la empresa se pelearon y
acabaron por disgregarse.
Beauchamp, metido ya hasta las cachas en el papel de
inventor, había hecho durante años algunos experimentos con micrófonos,
altavoces, bornes (pick up) y una guitarra de una sola cuerda. Tras
abandonar National decidió seguir
sus probaturas en casa, mientras estudiaba electrónica en la escuela nocturna.
A comienzos de
los años 30 no era el único que intentaba construir una guitarra que utilizase
el electromagnetismo para amplificar su sonido. El problema era como convertir
la vibración de las cuerdas en una corriente eléctrica específica. Beauchamp encontró la solución con sus
imanes en forma de herradura y la bobina de inducción que fabricó usando el
motor de la lavadora de casa (según su colaborador Paul Barth, en realidad utilizó el motor de una máquina de coser).
Y aquello sonaba, como él quería. Las cuerdas producían pulsos eléctricos
diferenciados que podía amplificar y trasladar como sonido a los
altavoces…
Pero todavía no
era una verdadera guitarra. El inspirado inventor recurrió a un hábil artesano,
Henry Watson, que había trabajado
para National, para que le pusiera
un mástil de madera y un cuerpo adecuado. El primer prototipo de guitarra
eléctrica fue creado a mano en cuestión de horas, tirando de escofina,
habilidad e ingenio. Y ahí estaba: la sartén para cocinar una nueva era
de la música.
Entonces vino
lo del marketing. Beauchamp reclutó
a Rickenbacker para crear una nueva
empresa que bautizaron como Ro-Pat-In.
No preguntes qué significaba. Enseguida le cambiaron el nombre a Electro String. Y se pusieron a
fabricar. Adolph Rickenbacker tenía
prestigio y nombre famoso (compartía apellido con un as de la aviación de la
Primera Guerra Mundial que era primo suyo) y era el presidente de la compañía,
así que le pusieron el suyo al instrumento que empezaron a producir en tiempos
turbulentos…
Era 1931, el
año de la Gran Depresión. Cuando los financieros desesperados aprendían a volar
desde las ventanas de sus despachos en los rascacielos de Manhattan y pocos tenían dinero para comprarse una guitarra, fuese
eléctrica o no.
Pero las
primeras guitarras hawaianas empezaron a venderse bien, aparecieron otros
diseños, tamaños, modelos… Y 84 años después Rickenbacker International Corporation (heredera por evolución de Electro String) sigue en el
mercado presumiendo de ser la primera compañía jamás fundada con el único
propósito de fabricar guitarras eléctricas y amplificadores.
Julio Miravalls
Twitter:
@juliomiravalls